Conoce Azul
Marce Gutiérrez-Graudiņš, Fundadora y Directora Ejecutiva
Esta es una historia de Azul, nuestro socio en el Ocean Challenge. Tu participación en el Ocean Challenge ha contribuido a apoyar su labor.
Azul es una organización de justicia medioambiental con sede en San Francisco que trabaja con comunidades latinas para proteger las costas y los océanos. Solicitamos una beca Students Rebuild para involucrar a grupos de estudiantes en el área de Tijuana / San Diego como guardianes del océano, destacando los vínculos biológicos transfronterizos y las colaboraciones internacionales.
Habíamos estado buscando oportunidades para trabajar en Tijuana en colaboración tanto con Mariel Méndez como con Km1, y ya se nos había ocurrido la idea de una educación oceánica centrada en el arte en la zona. Tijuana, delimitada por la frontera estadounidense y la costa del Pacífico, es mi ciudad natal y el lugar donde me enamoré por primera vez del océano.
Presentamos con entusiasmo nuestra solicitud a esta subvención, haciendo nuestro el plan de colaborar tanto con Mariel Méndez, -artista afincada en San Diego con formación en educación- como con Orlando Anaya, cofundador de Km1, organización de conservación marina y costera con sede en Tijuana. Justo antes de que nos enteráramos de la decisión de la subvención, la región se vio catapultada a los titulares: grupos de refugiados centroamericanos que esperaban solicitar asilo en Estados Unidos llegaron a la zona y se les bloqueó ilegalmente el acceso a la frontera, con el gobierno estadounidense militarizando la frontera y ralentizando los tiempos de tramitación hasta convertirla en un goteo, lo que creó una crisis humanitaria que, por desgracia, ha durado meses. Recibimos la noticia de la subvención en un momento en que los cambios en la política estadounidense (el cierre total de la división fronteriza existente en la playa) hacían logísticamente imposible completar nuestro proyecto artístico tal y como estaba previsto en un principio, pero que, a nuestros ojos, hacían especialmente importante la necesidad de colaboración y discurso transfronterizos, sobre un tema que interesaba a todos. Decidimos adaptar nuestro proyecto original y seguir adelante, lo que ha resultado ser una experiencia especialmente enriquecedora para todos los implicados. Orlando lo resume mejor que nadie:
Trabajar con niños es especial. Para mí, es la clave para crear un cambio en las comunidades. Desde el otoño pasado trabajamos con cuatro grupos de niños, dos a cada lado de la frontera, y puedo decirles que es sencillamente increíble. A través del arte y la conservación, estamos capacitando a la próxima generación de líderes oceánicos. Según su procedencia, su perspectiva de los problemas es un poco diferente, pero la naturaleza de sus pensamientos es básicamente la misma: todos quieren un océano sano para sus especies favoritas y están ansiosos por saber cómo pueden contribuir a salvarlas. Aunque sus escuelas, casas y patios de recreo están a sólo unos kilómetros de distancia, algunos de ellos nunca han estado en México y otros nunca han estado en los EE.UU.. Queremos que creen una conexión, que hagan nuevos amigos y que comprendan que compartimos algo más que una región, compartimos un ecosistema que hay que proteger. Al igual que las especies y el océano, sabemos que estos niños no tienen fronteras que detengan sus esfuerzos.
